Querido Enemigo: Te escribo esta carta con el convencimiento de que todo lo que te escriba no servirá de mucho, ya que conozco tu obcecación sin límite y soy consciente de que no serás capaz de entender ni una sola de las frases que componen esta misiva, aun así, invocando al Dios de la sabiduría que te abandonó en cuanto comprobó que no tenías morada para él, me animo a redactar este escrito; mas por desahogo mío que con intención de aprobación por tu parte. Querido enemigo, y te adorno con un “querido” porque rebuscando en lo mas hondo de mi ser no encuentro ningún sentimiento de reproche u odio hacía tu persona, no lo mereces, ni eso, ni nada. Realmente no me provocas ninguna reacción negativa, si acaso, me haces sentir un poco triste, eso si, triste de que una persona pueda albergar esos sentimientos tan dañinos como los que campan a sus anchas por tu corazón.Entiende que a mi el hecho de que tu inviertas mal tu tiempo, aunque sea maquinando y fantaseando con todo tipo de desgracias para mi, no me debería de importar ni de interesar, Y ASÍ ES, ni me importa, ni me interesa, pero reflexionando sobre esta absurda situación he llegado a esa conclusión y me permito compartirla contigo. Bueno, me despido para siempre, pues no voy a dedicar ni un minuto mas de mi vida a tu absurda existencia, ten en cuenta mis consejos, si quieres e intenta ser feliz por dentro, para que tu entorno te acompañe. #Malaga
Una publicación compartida de OrellanaOsorio (@orellanaosorio) el
Comentarios
Publicar un comentario